Un día soleado, sumergido de golpe en mi oceano personal usando zapatos de metal
Siento un vacío en el estómago, el ruido no me deja pensar. Me siento estúpido, respiro pero la sensación de estar atrapado dentro de mis ojos no me deja sentirme aliviado. Hoy pensé en morirme. Mis ojos estaban fijos en las lineas de las avenidas que marcan el camino para los automóviles, me pregunté que si alguien que se arroja a las vías del sistema de transporte masivo sufrirá lo suficiente. La carretera se perdía debajo de la masa de metal. Supongo que así se debe perder un cuerpo si se lleva suficiente velocidad y agallas en el la cabeza, pensé acerca de qué pasaría con los vivos. Sobre quien me lloraría y quien no, sobre las personas que se sentirían felices ese día por haber tenido un hijo o haber celebrado una boda y que no se percatarían de mi muerte. Pensé en dejar todo, tal vez sólo perderme del mundo, es que pareciera que hubiera nacido sin ese pedazo de cerebro necesario que las personas normales tienen, ese pedazo que indica la situación, la respuesta y las matemáticas